«El crack produce paranoia al usuario, de tan loco que lo deja».
El objetivo central del centro es la desintoxicación de las personas que se internan. Por eso es un programa corto de aproximadamente 20 a 30 días, y posteriormente a esto se debe trabajar con la familias de los beneficiarios. Si bien se presta atención a los consumidores de distintas drogas, «las personas que los rodean, en especial la familia, terminan de alguna manera siendo bastante afectadas y devastadas por los distintos problemas que conlleva el adicto en su entorno, tratándose de un ser querido».
El centro ofrece los servicios de tratamiento ambulatorio, programa de internación breve (20 a 30 días), tratamiento psiquiátrico y psicoterapias individuales. Así como abordajes de la familia, a las que aconsejan, las asesoran jurídicamente y realizan grupos de autoayuda. También prestan charlas de promoción y prevención a la comunidad y en instituciones educativas (escuelas y colegios).
CUPOS. El centro tiene la capacidad de internación para 30 pacientes, que se dividen en dos grupos. De los cuales, 15 cupos son para adictos hasta los 15 años y los otros 15 lugares son para los mayores de 15 hasta los 50 años.
Por otro lado, el director del centro de adicciones Sin Consumir alerta que si bien llevan personas adictas al centro, en su mayoría son de consumo múltiples (poliadicciones), ya que ingieren toda clase de drogas ilícitas, así como las legales; como el alcohol o el tabaco. Pero la sustancia que cobra mayor importancia por lo sumamente adictiva y perjudicial es el crack. Sostiene que «Entre los más comunes que llegan a la entidad están los relacionados a trastornos mentales por múltiple consumo».
Fresco citó un motivo alarmante: el crack se convirtió en la droga mortal y preponderante, cuyas víctimas principales son los niños en situación de calle, los que anteriormente inhalaban cola de zapatero.
La mayoría de las personas que llegan para tratarse y quedarse internados son personas de entre 20 a 30 años, pero, con respecto a la edad, los más jóvenes que han llegado tenían 9 años.
El estado de angustia, fisura o bajón (como dicen los consumidores), depresión e inseguridad posterior al entusiasmo temporal es el efecto propio del consumo de crack. Y a esta sensación, hace referencia a lo difícil que le resulta salir al usuario de ese mundo de consumo y adicción.
Esta droga se vende en pedacitos de un gramo, tipo piedritas, tiene un mínimo peso, pero representa a la sustancia que produce más daño y adicción.
El crack o chespi es hoy en nuestro país una droga de moda, la más barata, de mayor impacto social por sus efectos, tanto para el que consume como para la sociedad. Esta droga vulnera todos los niveles.
Como profesionales aconsejamos a los padres a acompañar a sus hijos en sus quehaceres, y se debe pensar que la droga puede instalarse en la familia. «Nadie está vacunada o protegida contra la droga», dijo.
Origen del crack; componentes y perjuicios
Crack es el nombre callejero que se le da a los cristales de cocaína, al procesar la cocaína en polvo para convertirla en una sustancia que se pueda fumar.
El término crack se refiere al sonido crujiente que se escucha cuando se fuma esta mezcla. La droga se procesa con amoniaco o bicarbonato de sodio y agua, y se la calienta para eliminar el clorhidrato. Dado que el crack se fuma, el usuario siente euforia en menos de 10 segundos. Debido al efecto tan rápido, casi inmediato de euforia que produce esta droga, se hizo muy popular en los años 80 y en Paraguay desde el 2007.
Otra razón para su popularidad es que no cuesta mucho procesarla ni comprarla.
La zonas marginales son las más vulnerables a esta droga, según una encuesta realizada por la Fundación País Seguro.
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