Tratamiento adicción al tabaco
Centro de Tratamiento para Dejar de Fumar y la Adicción al Tabaco en Barcelona
El consumo de tabaco es la principal causa prevenible de enfermedad, discapacidad y mortalidad en los Estados Unidos. Entre 1964 y el 2004, el hábito de fumar cigarrillos causó alrededor de 12 millones de muertes, incluyendo 4.1 millones de muertes por cáncer, 5.5 millones por enfermedades cardiovasculares, 1.1 millones por enfermedades respiratorias y 94,000 muertes de lactantes debido al hecho que las madres fumaron durante el embarazo.
De acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el hábito de fumar cigarrillos ha causado más de 400,000 muertes prematuras por año en los Estados Unidos. En España, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) indica que el consumo de tabaco ocasiona al menos 69,000 muertes prematuras en España y consume más de 1,7 millones de años de vida anualmente.
En nuestro centro ofrecemos una salida a la adicción al tabaco mediante terapias especializadas que permiten la adherencia del paciente al tratamiento a la adicción al tabaco, así como la adquisición de habilidades personales indispensables para el control de impulsos, la prevención de recaídas y el cambio de actitud necesario para alcanzar una vida libre de tabaco para siempre.
Consulta nuestra METODOLOGÍA para el tratamiento de adicción al tabaco.
El Tabaco como Adicción
Los cigarrillos y otras formas de tabaco, incluyendo los cigarros o puros, el tabaco para pipas, el tabaco en polvo o rapé («snuff») y el tabaco de mascar, contienen nicotina. La nicotina es una droga adictiva que se absorbe fácilmente dentro del torrente sanguíneo al mascar, inhalar o fumar un producto de tabaco. Un fumador típico inhala 10 veces a lo largo del periodo de 5 minutos en que el cigarrillo está prendido. De tal manera, una persona que fuma 1.5 cajetillas (30 cigarrillos) por día, recibe 300 inhalaciones de nicotina diarias.
Al entrar en el torrente sanguíneo, la nicotina inmediatamente estimula las glándulas suprarrenales para que liberen la hormona adrenalina. La adrenalina estimula el sistema nervioso central y aumenta la presión arterial, la respiración y la frecuencia cardiaca. Al mismo tiempo que la glucosa se libera en la sangre, la nicotina suprime la producción de insulina del páncreas, lo que significa que los niveles de glucosa en la sangre en los fumadores se encuentran crónicamente elevados.
Al igual que la cocaína, la heroína y la marihuana, la nicotina aumenta los niveles de dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que afecta las vías de gratificación y placer del cerebro. En el caso de muchos de los consumidores de tabaco, los cambios a largo plazo en el cerebro inducidos por la exposición crónica a la nicotina resultan en la adicción, una enfermedad que se caracteriza por la búsqueda y el consumo compulsivos de la droga a pesar de las consecuencias negativas que esto conlleva. Los estudios sugieren que el humo de tabaco contiene compuestos adicionales como el acetaldehído que pueden aumentar los efectos de la nicotina sobre el cerebro. Hay varios estudios que indican que los adolescentes son especialmente susceptibles a estos efectos y que tienen más probabilidad que los adultos de desarrollar una adicción al tabaco.
Cuando una persona adicta a la nicotina trata de dejar el hábito, experimenta los síntomas del síndrome de abstinencia, entre ellos, un deseo vehemente por el tabaco, irritabilidad, dificultad para prestar atención, sueño perturbado y aumento de apetito. Hay tratamientos que pueden ayudar a los fumadores a controlar estos síntomas y mejorar la probabilidad de que dejen el hábito.Los pacientes, los profesionales de la salud y los farmacéuticos desempeñan todos un papel importante en la prevención del uso indebido y la adicción a los medicamentos de prescripción. Por ejemplo, el paciente debe seguir cuidadosamente las instrucciones de uso del medicamento, aprender qué efectos puede tener e informar a su médico o farmacéutico si está tomando otros medicamentos, incluyendo aquellos sin necesidad de prescripción o suplementos para la salud, ya que éstos podrían interactuar con la medicación prescrita. El paciente debe leer toda la información proporcionada por el farmacéutico. Los médicos y otros proveedores de cuidados de la salud deben investigar, durante los exámenes de rutina, si el paciente tiene, en el tiempo presente o alguna vez en el pasado, un historial de abuso de sustancias, haciendo preguntas sobre qué medicamentos toma el paciente y la razón por la que los está tomando. Los profesionales de la salud deben notar cualquier aumento rápido en la cantidad del medicamento que el paciente necesita o si hay pedidos frecuentes para renovar la prescripción del medicamento antes del tiempo establecido, pues éstos podrían ser indicadores de abuso.
Asimismo, algunos medicamentos de venta sin prescripción médica que contienen dextrometorfano, como los jarabes para la tos y el resfrío, tienen efectos favorables cuando se toman según las indicaciones, pero cuando se usan indebidamente, pueden llevar a consecuencias perjudiciales graves para la salud. Los padres deben estar conscientes del potencial para el abuso que tienen estos medicamentos, especialmente cuando se consumen en grandes cantidades, lo que debe ser una señal de alerta y de que posiblemente tengan que intervenir.
Alrededor de la tercera parte de todos los tipos de cáncer, incluyendo el 90 por ciento de los cánceres de pulmón, se deben al hábito de fumar cigarrillos. Además del cáncer, el hábito de fumar causa enfermedades de los pulmones tales como la bronquitis crónica y el enfisema. Asimismo, aumenta el riesgo de enfermedades cardiacas, incluyendo los ataques al cerebro o al corazón, enfermedades vasculares y aneurisma. También se ha encontrado una conexión entre el fumar tabaco y la leucemia, las cataratas y la neumonía (pulmonía). En promedio, los adultos que fuman mueren 14 años antes que los que no fuman.
La nicotina es adictiva y puede ser tóxica si se ingiere en dosis altas pero no causa cáncer; son otras sustancias químicas las que son responsables de la mayoría de las consecuencias graves para la salud que conlleva el consumo de tabaco. El humo del tabaco es una mezcla compleja de sustancias químicas como el monóxido de carbono, el alquitrán, el formaldehído, el cianuro y el amoniaco, muchas de las cuales son carcinógenos establecidos. El monóxido de carbono aumenta la probabilidad de enfermedades cardiovasculares. El alquitrán expone al usuario a un mayor riesgo de cáncer de pulmón, enfisema y trastornos bronquiales. El tabaco sin humo (como el tabaco de mascar y el tabaco en polvo o rapé) también aumenta el riesgo de cáncer, especialmente del cáncer de la boca.
Las mujeres que fuman cigarrillos durante el embarazo corren mayor riesgo de sufrir un aborto espontáneo o de que sus bebés nazcan muertos, prematuros o con bajo peso. El tabaquismo durante el embarazo también podría estar asociado con problemas de aprendizaje y de comportamiento en los niños. Fumar más de una cajetilla de cigarrillos por día durante el embarazo prácticamente duplica el riesgo de que el niño afectado se vuelva adicto al tabaco si algún día comienza a fumar.
Mientras que a menudo se consideran las consecuencias médicas que resultan del uso directo de los productos del tabaco, es importante tomar en cuenta que el humo pasivo o secundario también aumenta el riesgo de desarrollar muchas enfermedades. El humo pasivo, también conocido como humo ambiental de tabaco, está compuesto por el humo que exhala el fumador y el humo que despide la punta encendida de los productos del tabaco. Según los CDC, se pueden atribuir aproximadamente 38,000 muertes por año a la exposición pasiva al humo del tabaco. Las personas que no fuman pero son expuestas al humo pasivo en casa o en el trabajo aumentan su riesgo de desarrollar enfermedades del corazón en un 25 a 30 por ciento y cáncer de pulmón en un 20 a 30 por ciento. Además, el humo pasivo causa problemas respiratorios en los que no fuman, tales como tos, flema y reducción en la función pulmonar. Los niños expuestos al humo pasivo tienen un mayor riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante, infecciones respiratorias agudas, problemas del oído, así como el riesgo de que se empeoren los síntomas del asma.
Aunque puede ser difícil dejar de fumar, los beneficios para la salud de romper con el hábito son inmediatos y sustanciales; entre ellos, la disminución de riesgo de cáncer, enfermedades del corazón y ataque al cerebro. Un hombre de 35 años de edad que deja de fumar aumenta su esperanza de vida en un promedio de 5 años.
La adicción al tabaco es una enfermedad crónica y con frecuencia la persona adicta al tabaco requiere numerosos intentos para dejar de fumar. A pesar de que algunos fumadores pueden dejar de fumar sin apoyo, hay muchos otros que necesitan ayuda. En general, las tasas de recaída al tratar de dejar de fumar son más altas en las primeras semanas y meses, y disminuyen considerablemente después de unos tres meses. Aunque tanto las intervenciones conductuales (consejería) como los medicamentos pueden ayudar a los fumadores a dejar el hábito, la combinación de los medicamentos con la consejería es más eficaz que cualquiera de los dos métodos por separado.
- Tratamientos conductuales: Los tratamientos conductuales emplean una variedad de métodos para ayudar a los fumadores a dejar de fumar. Estos métodos van desde el uso de materiales de autoayuda hasta la consejería individual. Este tipo de intervenciones enseñan a reconocer cuáles situaciones son de alto riesgo y a desarrollar estrategias para enfrentar estas situaciones.
- Tratamientos de reemplazo de la nicotina: Las terapias de reemplazo de la nicotina (las NRT, por sus siglas en inglés), tales como el chicle o goma de mascar con nicotina y el parche de nicotina, fueron los primeros tratamientos farmacológicos que la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó para usarse en tratamientos para dejar de fumar. Las NRT entregan una dosis controlada de nicotina al fumador con el fin de aliviar los síntomas del síndrome de abstinencia durante el proceso de dejar el hábito de fumar. Este tratamiento tiene más éxito cuando se utiliza en combinación con los tratamientos conductuales. Los productos para las NRT aprobados por la FDA incluyen el chicle o goma de mascar de nicotina, el parche transdérmico de nicotina, los sprays o rociadores nasales, inhaladores y pastillas para chupar.
- Otros medicamentos: El bupropión y la vareniclina son dos medicamentos sin nicotina aprobados por la FDA que aumentan eficazmente las tasas de abstinencia del cigarrillo a largo plazo. El bupropión, un medicamento que también se conoce como Zyban, su nombre comercial, fue aprobado por la FDA en 1997 para su uso en el tratamiento antitabáquico. La acción del tartrato de vareniclina (cuyo nombre comercial es Chanpix) está dirigida a los receptores de nicotina en el cerebro, para aliviar los síntomas del síndrome de abstinencia y para bloquear los efectos de la nicotina si los usuarios intentan volver a fumar.
- Investigaciones actuales sobre tratamiento: Actualmente los científicos están siguiendo muchas otras vías de investigación para desarrollar nuevas terapias para dejar de fumar. Una intervención prometedora es una vacuna contra la nicotina que bloquea su acceso al cerebro, evitando sus efectos de refuerzo. Los ensayos preliminares de esta vacuna han dado resultados prometedores.
Oferta terapéutica para la adicción al tabaco
Ofrecemos una salida a la adicción al tabaco mediante terapias especializadas y reguladas que permiten la adherencia del paciente al tratamiento, así como la adquisición de habilidades personales indispensables para el control de impulsos, la prevención de recaídas y el cambio de actitud necesario para alcanzar una vida libre de drogas para siempre.
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Equipo multidisciplinar especialista en adicciones constituido por Psiquiatras, Médicos, Psicólogos, Enfermeras, Terapeutas, Trabajadores y Educadores Sociales y Monitores. Estamos en Barcelona.