Tratamiento Adicción a Psicofármacos
Centro de Tratamiento y Desintoxicación de la Adicción a medicamentos Psicofármacos en Barcelona
Los medicamentos de prescripción como los analgésicos, los depresores del sistema nervioso central (los tranquilizantes y sedantes) y los estimulantes, son herramientas terapéuticas sumamente útiles para tratar una variedad de problemas médicos. Los analgésicos permiten a muchas personas con dolor crónico llevar una vida productiva, los tranquilizantes pueden disminuir la ansiedad y ayudar a las pacientes con trastornos del sueño y trastornos de ansiedad, y los estimulantes ayudan a las personas con el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) a enfocar su atención. La mayoría de las personas que toman medicamentos de prescripción lo hacen responsablemente. Sin embargo, el abuso, es decir el uso de un medicamento por una persona que no sea el paciente para quien fue prescrito o el uso en dosis o maneras no prescritas, puede producir graves efectos adversos a la salud, incluyendo la adicción.
En nuestro centro ofrecemos una salida a la adicción a Psicofármacos mediante terapias especializadas que permiten la adherencia del paciente al tratamiento a la adicción a Psicofármacos, así como la adquisición de habilidades personales indispensables para el control de impulsos, la prevención de recaídas y el cambio de actitud necesario para alcanzar una vida libre de drogas para siempre.
Consulta nuestra METODOLOGÍA para el tratamiento de adicción a Psicofármacos.
El abuso de medicamentos como adicción
Los medicamentos de prescripción como los analgésicos, los depresores del sistema nervioso central (los tranquilizantes y sedantes) y los estimulantes, son herramientas terapéuticas sumamente útiles para tratar una variedad de problemas médicos. Los analgésicos permiten a muchas personas con dolor crónico llevar una vida productiva, los tranquilizantes pueden disminuir la ansiedad y ayudar a las pacientes con trastornos del sueño, y los estimulantes ayudan a las personas con el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) a enfocar su atención. La mayoría de las personas que toman medicamentos de prescripción lo hacen responsablemente. Sin embargo, el abuso, es decir el uso de un medicamento por una persona que no sea el paciente para quien fue prescrito o el uso en dosis o maneras no prescritas, puede producir graves efectos adversos a la salud, incluyendo la adicción. Los pacientes, los profesionales de la salud y los farmacéuticos desempeñan todos un papel importante en la prevención del uso indebido y la adicción a los medicamentos de prescripción. Por ejemplo, el paciente debe seguir cuidadosamente las instrucciones de uso del medicamento, aprender qué efectos puede tener e informar a su médico o farmacéutico si está tomando otros medicamentos, incluyendo aquellos sin necesidad de prescripción o suplementos para la salud, ya que éstos podrían interactuar con la medicación prescrita. El paciente debe leer toda la información proporcionada por el farmacéutico. Los médicos y otros proveedores de cuidados de la salud deben investigar, durante los exámenes de rutina, si el paciente tiene, en el tiempo presente o alguna vez en el pasado, un historial de abuso de sustancias, haciendo preguntas sobre qué medicamentos toma el paciente y la razón por la que los está tomando. Los profesionales de la salud deben notar cualquier aumento rápido en la cantidad del medicamento que el paciente necesita o si hay pedidos frecuentes para renovar la prescripción del medicamento antes del tiempo establecido, pues éstos podrían ser indicadores de abuso. Asimismo, algunos medicamentos de venta sin prescripción médica que contienen dextrometorfano, como los jarabes para la tos y el resfrío, tienen efectos favorables cuando se toman según las indicaciones, pero cuando se usan indebidamente, pueden llevar a consecuencias perjudiciales graves para la salud. Los padres deben estar conscientes del potencial para el abuso que tienen estos medicamentos, especialmente cuando se consumen en grandes cantidades, lo que debe ser una señal de alerta y de que posiblemente tengan que intervenir.
Aunque muchos medicamentos de prescripción se prestan al abuso o al uso indebido, las siguientes tres clases son las que se abusan con más frecuencia:
- Los opioides: se recetan con frecuencia para tratar el dolor.
- Los depresores del sistema nervioso central: se utilizan para tratar la ansiedad y los trastornos del sueño.
- Los estimulantes: se recetan para tratar el trastorno de déficit de atención con hiperactividad y la narcolepsia.
Adicción a los Opioides
Los opioides son medicamentos analgésicos, es decir, que alivian el dolor. Hay estudios que han demostrado que el uso médico adecuado de los compuestos analgésicos opioides, es decir, cuando se toman exactamente como fueron prescritos, es seguro, es una forma eficaz para controlar el dolor y rara vez causa adicción. Entre los compuestos que pertenecen a esta categoría se encuentran la hidrocodona (por ejemplo, la Vicodina), la oxicodona (como el OxyContin, una forma oral de liberación controlada del medicamento), la morfina, el fentanilo, la codeína y otros medicamentos relacionados. La morfina y el fentanilo se utilizan frecuentemente para aliviar el dolor agudo, mientras que la codeína se utiliza para los dolores menos intensos. Otros ejemplos de opioides que se pueden recetar para aliviar el dolor incluyen el propoxifeno (Darvón), la hidromorfona (Dilaudid), el tramadol (Ultram), y la meperidina (Demerol). Esta última no se utiliza muy a menudo debido a sus efectos secundarios. Además de sus propiedades analgésicas eficaces, algunos de estos medicamentos se pueden usar para aliviar la diarrea aguda (por ejemplo, el Lomotil, también conocido como difenoxilato) o para la tos fuerte (la codeína).
Los opioides se pueden consumir por vía oral o se pueden aplastar las pastillas e inhalar o inyectar el polvo resultante. Ha habido varias muertes por sobredosis como resultado de administrarse los opioides de estas dos últimas maneras, especialmente en el caso del medicamento OxyContin, que fue diseñado en una fórmula para liberación lenta. El inhalar o inyectar los opioides resulta en una liberación rápida de la droga dentro del torrente sanguíneo, lo que expone al usuario a dosis elevadas de la droga, causando muchas de las reacciones de sobredosis reportadas.
Los opioides actúan adhiriéndose a proteínas específicas llamadas receptores de opioides, que se encuentran en el cerebro, la médula espinal y el tracto digestivo. Cuando estos compuestos se adhieren a ciertos receptores de opioides en el cerebro y la médula espinal, pueden cambiar eficazmente la forma en la que una persona siente dolor. Además, los medicamentos opioides pueden afectar las regiones del cerebro que determinan lo que se percibe como placentero, resultando en la euforia inicial (o sensación de bienestar) que suelen producir. El consumo repetido de opioides puede llevar a la adicción, una enfermedad crónica con recaídas, caracterizada por la búsqueda y el consumo compulsivo de la droga a pesar de conocerse sus consecuencias dañinas.
Los opioides pueden producir somnolencia, estreñimiento y, dependiendo de la cantidad tomada, depresión respiratoria. Una sola dosis de gran cantidad puede causar depresión respiratoria grave o la muerte. Es necesaria la supervisión médica para poder combinar los opioides con cualquier otro tipo de medicamento. Por lo general, no se deben consumir conjuntamente con bebidas alcohólicas, antihistamínicos, barbitúricos o benzodiacepinas. Debido a que todas estas sustancias deprimen la respiración, el combinar sus efectos con los de los opioides podría resultar en una depresión respiratoria que amenace la vida del consumidor.
Los pacientes que son tratados con opioides por un periodo de tiempo pueden desarrollar una dependencia física, que no es lo mismo que la adicción. La exposición repetida a los opioides hace que el cuerpo se adapte, lo que puede resultar en la tolerancia (es decir, que se requieran dosis cada vez mayores de la droga para lograr el efecto deseado en comparación con la primera vez que fue prescrita) así como en síntomas del síndrome de abstinencia si se deja de tomar esta droga bruscamente. Es así que no sólo es importante la supervisión médica adecuada cuando se toman estos medicamentos sino que también debe haber supervisión médica al momento de dejar de usarlos para tratar de evitar o reducir los síntomas del síndrome de abstinencia. Estos síntomas pueden incluir desasosiego, dolores musculares y óseos, insomnio, diarrea, vómitos, escalofríos con piel de gallina («romper en frío» o «cold turkey») así como movimientos involuntarios de las piernas.
Sí existen formas de tratar a las personas que usan indebidamente o son adictas a los medicamentos opioides de prescripción. Al principio puede ser necesario que se sometan a una desintoxicación bajo supervisión médica, la misma que ayuda a reducir los síntomas del síndrome de abstinencia. Sin embargo, esto es apenas el primer paso. Las opciones para el tratamiento eficaz de la adicción a los opioides de prescripción se obtienen de las investigaciones para tratar la adicción a la heroína. Los tratamientos conductuales, generalmente en conjunto con medicamentos, han demostrado ser eficaces. Los medicamentos que se usan en la actualidad son:
- La metadona, un opioide sintético que elimina los síntomas del síndrome de abstinencia y alivia el deseo vehemente por la droga, ha sido usada con éxito por más de 30 años para tratar a las personas adictas a la heroína así como a las sustancias opiáceas.
- La buprenorfina, otro opioide sintético, es un medicamento de aprobación más reciente para el tratamiento de la adicción a la heroína y otros opiáceos. Puede ser recetada en el consultorio médico.
- La naltrexona es un bloqueador de larga duración de los receptores de opioides que se puede usar para ayudar a prevenir las recaídas. Sin embargo, no se usa de manera amplia debido a que los pacientes no suelen acatar las instrucciones de su uso, excepto aquellos altamente motivados (por ejemplo, un médico a punto de perder su licencia médica). Debe tomarse en cuenta que este medicamento sólo se puede utilizar una vez que el paciente haya sido desintoxicado, ya que puede producir síntomas graves del síndrome de abstinencia en una persona que aún está tomando opioides.
- La naloxona es un bloqueador de corta duración de los receptores de opioides que contrarresta los efectos de los opioides y que puede ser usada para tratar las sobredosis.
Los depresores del sistema nervioso central
Los depresores del sistema nervioso central (por ejemplo, tranquilizantes, sedantes) son medicamentos que disminuyen la función normal del cerebro. En dosis altas, se pueden usar algunos depresores del sistema nervioso central como anestésicos generales o preanestésicos.
Los depresores del sistema nervioso central se dividen en tres grupos, basándose en su estructura química y farmacología:
- Los barbitúricos, como el mefobarbital (Mebaral) y el pentobarbital sódico (Nembutal), se utilizan como preanestésicos y promueven el sueño.
- Las benzodiacepinas, como el diacepam (Valium), alprazolam (Xanax) y el estazolam (ProSom), se pueden recetar para tratar la ansiedad, reacciones agudas de estrés, ataques de pánico, convulsiones y trastornos del sueño. En este último caso, las benzodiacepinas se recetan generalmente sólo para aliviar los problemas de sueño a corto plazo debido al desarrollo de la tolerancia y el riesgo de la adicción.
- Algunos medicamentos nuevos para tratar el insomnio, como el zolpidem (Ambien), el zaleplón (Sonata) y la eszopiclona (Lunesta), ahora se recetan comúnmente para tratar los trastornos del sueño. Estos medicamentos no son benzodiacepinas. Actúan sobre un subconjunto de receptores de benzodiacepinas y parecen tener menor riesgo para el abuso y la adicción.
Los depresores del sistema nervioso central generalmente se toman por vía oral, a veces en combinación con otras drogas o para contrarrestar los efectos de otras drogas tanto lícitas como ilícitas.
La mayoría de los depresores del sistema nervioso central actúan de manera similar en el cerebro, ya que aumentan las acciones del ácido gamma-aminobutírico (GABA). El GABA es un neurotransmisor, es decir, una sustancia química en el cerebro que facilita la comunicación entre las células cerebrales. El GABA funciona disminuyendo la actividad cerebral. A pesar de que las diferentes clases de depresores del sistema nervioso central funcionan de distintas maneras, es en última instancia su capacidad común de aumentar la actividad del GABA la que produce un efecto somnoliento o calmante.
A pesar de sus efectos beneficiosos para las personas que sufren de ansiedad o trastornos del sueño, las benzodiacepinas y los barbitúricos pueden ser adictivos y sólo se deben utilizar de la forma prescrita. Los depresores del sistema nervioso central no se deben combinar con ningún otro medicamento o sustancia que cause somnolencia, incluyendo bebidas alcohólicas, analgésicos de prescripción y algunos medicamentos para las alergias que se venden sin receta. Si se combinan pueden desacelerar la frecuencia cardiaca y la respiración a tal punto que pueden causar la muerte.
La supresión de los depresores del sistema nervioso central después de que se han usado por largo tiempo o se han abusado en dosis altas puede llevar a síntomas graves del síndrome de abstinencia. Debido a que estos medicamentos funcionan disminuyendo la actividad cerebral, cuando se deja de tomarlos, esta actividad puede rebotar hasta el punto de provocar convulsiones. La persona que piensa dejar de usar estos medicamentos o que los ha dejado de usar y está con síntomas del síndrome de abstinencia, debe buscar tratamiento médico.
Además de la supervisión médica para dejar de consumir estos medicamentos, la consejería o psicoterapia puede ayudarle al paciente tanto hospitalizado como ambulatorio a superar la adicción a los depresores del sistema nervioso central. Por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual se ha utilizado exitosamente para ayudar a las personas en tratamiento para el abuso de las benzodiacepinas. Este tipo de terapia se concentra en la modificación del pensamiento, las expectativas y el comportamiento del paciente, al mismo tiempo que aumenta sus habilidades para hacer frente a los diversos factores de estrés que presenta la vida.
Adicción al Dextrometorfano (DXM)
El DXM es el principio activo de los medicamentos para la tos y el resfrío que se venden sin necesidad de prescripción médica. Cuando se toman en las dosis recomendadas, estos medicamentos son seguros y eficaces
El DXM se toma por vía oral. Para poder experimentar sus efectos de alteración mental, es necesario consumir cantidades excesivas del líquido o de las cápsulas de gel. La disponibilidad y la accesibilidad de estos productos los convierten en un problema grave, especialmente para los jóvenes, que tienden a ser los abusadores principales.
En cantidades muy grandes, el DXM puede causar efectos similares a los de la ketamina y la PCP, ya que estas drogas afectan sitios similares en el cerebro. Entre estos efectos están una alteración en la función motora, entumecimiento, nauseas y vómito, y aumento en la frecuencia cardiaca y la presión arterial. En raras ocasiones, la combinación de DXM con los descongestionantes que con frecuencia se encuentran en estos medicamentos, ha resultado en daño cerebral hipóxico debido a la disminución respiratoria grave y falta de oxígeno al cerebro.
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